Tus palabras aún resuenan en mi oídos y lo único que consiguen es que te desee aun más. No te puedes hacer una idea de cómo me excita el sonido de tu voz, el sabor de tus labios y tu mirada infinita.
Te veo y... me dan ganas de lanzarme sobre ti y comerte a mordiscos, saborear cada milímetro de tu cuerpo.
Me encantaría dejar marcada tu piel por días, meses, años y que jamás puedan sacar mi olor de tus poros.
Me excitas, y no tengo temor al reconocerlo.
Tus manos en mis manos, tu lengua sedienta de mi boca, tu cuerpo deseoso de mi piel y tu sexo pujante, señalando el camino, lo que se viene, lo que nos espera...